sábado, marzo 22, 2008

RUBRICA DESDE UN BALCÓN LEGIONENSE.

IMAGEN: J. Casares/EFE - Plaza Mayor de León - Procesión del Encuentro - Domingo de Resurrección.

Presta juramentos, dicta leyes sublimes,
derriba a los malvados, levanta a las victimas
y, bajo el firmamento, como bajo un dosel,
se embriaga con los esplendores de su propia virtud.

Baudelaire.

... Y la calle un espacio escénico en el que se representa un "Auto Sacramental" en el que todos son actores ... Y la ciudad una corrala tocada por la gracia, paradójica y extrema, del alboroto y del silencio complementarios ... Y en la corrala un espectáculo ciudadano en el que la tradición festiva equilibra fe y escepticismo, pues basta "Ser" para añadirse a la comparsa, sin otro requisito que valga ... Y mi alma pecadora, extraviada por la racionalidad y la critica, en un balcón ornado con motivos -inamovibles por costumbre- que desdicen la veracidad histórica del espectáculo, haciendo cuenta y memoria de aquellos "Autos" tremendistas que me gustaban tanto; los ojos puestos, ¡dita sea!, en las hechuras carnales de las hembras que, como grullas moñudas negras, desfilan haciendo labor de calceta con sus rosarios. Una gallinita pomposa y bien formada a la que doy por suponer recién recibida en la pollada me trae a las mientes unos versos de Rodrigo de Reinosa:

Delgadica la cintura,
blanca soy como el papel,
la color tengo mezclada
como rosa en el rosel,
el cuello tengo de garza,
los ojos de un esparver,
las teticas agudicas
que el brial quieren romper...

... Y don Gaiferos con la razón perdida tras el palmito de una mano de hembras curvilíneas talladas en negro. Bobo sin remisión, ignorante de la quiebra de su propio y sincopado discurso. Porque don Gaiferos, antes que otra cosa, solo pretendía hablar de la almendra literaria del espectáculo y, por extensión, de aquellos autos que por desmesurados y abundosos en numero pasaron a denominarse «comedias de santos».

Y que comedias mas espectaculares, señores; las mas garrulas en su aspecto formal pero sin embargo las mejor aderezadas de acuerdo con los recursos mecánicos de la época. Descojone conceptual, tramoya y pura pirotecnia, pues de todos estos ingredientes era necesario abusar para "reproducir plásticamente" la vida de un santo: tentaciones, milagros, apariciones y visiones, ascensiones al cielo, luchas intensisimas con el diablo... ¡Joder, pero si se gastó mas pólvora en estas comedias piadosas que en la flota de Indias!. Y al publico de entonces, como al de ahora, le encantaba la demasía escénica, el escándalo figurativo y el artificio. Una mierda para los rigoristas tocapelotas (Platón y Sócrates también se manifestaron contra los excesos teatrales) empeñados en eso del "tempo" dramático y el uso justo del idioma. ¡Que sabran ellos del ornato y pompa que Dios guarda con los bienaventurados!. ¿A quien le importa que San Mercurio vuele en día nublado y guíe a los Reyes Magos? ¿A quien le molesta que San Pedro, vestido a la tudesca, converse con el emperador Juliano y con Atila? ¿A santo de qué, las Animas del Purgatorio, dirigidas por el Arcángel Rafael, no pueden celebrar un casamiento real con bailes y música de chirimias?...........

PROTESTA:


Ceso en este decir por una urgencia inexcusable en el trabajo . Lamento escribir -por costumbre- de corrido y sin apenas notas que puedan dar sentido a una continuación de lo que por una u otra razón interrumpa. En mi animo estaba, sépanlo, perorar (lo que antecede era introducción) sobre el calendario judío y la Pascua, los textos evangélicos y sus autores (que para nada son lo que pretenden ser) y el proceso a Jesús. Punto, este ultimo, en el que mi falsilla iba a ser el maravilloso libro de Paul Winter (Moravia, 1904. Abogado de profesión, judío de nacimiento... Tras una azarosa vida de resistente, se ocupo, después de la guerra, de la ayuda y rehabilitación de las "personas desplazadas". Dedicó los últimos veinte años de su vida al estudio del Nuevo Testamento y el juicio de Jesús, ganándose humildemente la vida como camarero de tren o empleado de correos...), titulado «EL PROCESO A JESÚS».

Otra vez será.

Don Gaiferos (el "don" es imprescindible)