martes, noviembre 18, 2003

Río con Veleros

Ergino:

...Hijo de Climeno, rey de Orcomono. Al regresar Heracles a su patria con la piel del león Citerón, se le exigió pagar el tributo que Tebas pagaba a este rey, que la había sometido. El héroe, airado cortó la nariz y las orejas del mensajero y se lo devolvió a Ergino, que ante esta provocación declaró la guerra a Tebas. En la misma fue vencido y muerto por Heracles.

Escucha Quirón.
Escucha, centauro amigo.
Chissss...
¡Que llega!

Cesa el son, para la música, enmudece el canto.
Mudos son:
Atambores y guitarras moriscas,
laudes y rabeles,
salterios, vihuelas, arpas y tamboretes.

¡Sea el silencio!
Chitón panderetas, sonajas de azófar y órgano,
albardanas y dulcemas,
cinfonia y odrecillo francés,
mandurrias, atambales, trompas y annafiles.
¡Mudos todos!
¡He dicho!

Desfallece de hambre, que van tres días que no come.
"Por San Lunes".
"Despensero"
Entremeses para nuestro bienamado Don:
Vino rancio, pan con queso e higos en un plato,
dieciséis pichones y un lebrato;
de lomo... vara y media, y unos tacos de jamón.

Por cansado, roto está Don Heracles
que viene de guerrear.
Desorejó a u correveidile
y no supo hacer más.

"Monseñor es hombre de arrestos:
Cercena aquello de que es sobrado
y espanta de lo que le falta"
Dijo desde un rincón un sastre,
en el acto de enhebrar a una dama.

L. Seral Amaz en "Los doce esfuerzos y seis cagadas de Monseñor Heracles"


Veamos, hoy, en que corredoiras destrozo mi feble reputación y mis recién estrenadas Botas.


Sergio Lonardini Zamora juega bien al futfol, usa gafas ( a ver si de una maldita vez se le estabiliza la vista y le ponen lentillas, coño), teme a los perros grandotes y a las vacunas inyectables, hace gimnasia para crecer, se mira todas las mañanas al espejo por ver si le crecen pelos en el pecho, tiene todos los libros de Harry Potter, tartamudea si le hablan chicas guapas (o al menos eso me ha contado), roe las capuchas de los bolígrafos, se peina con más gomina que alegría, habla alto por miedo a que nadie le escuche, lee con infantil sonrojo los anuncios de contactos de los peridiodicos... de mis periodicos, viste pijamas horteras y mira, de refilón y con avergonzado regocijo, los pechos de mi hija. Sergio es un contendiente temible al ajedrez y tiene un telescopio que regaló su abuelo, empleado que fue del Observatorio de Rosario. Porque de Rosario (Argentina) es Sergio, de un Barrio o Distrito que se llama Lisandro de la Torre. Yo nunca he estado en Rosario. Una vez por poco me voy allí de juerga, pero en lugar de ello me fui con un colega a ver una casa que un amigo suyo, un tal Rafael, estaba construyendo en Barranca del Paraná, que es un lugar, me parece recordar, perteneciente a la municipalidad de Arroyo Seco. De aquella se encontraba servidor en una pequeña ciudad, cabe al río, llamada San Nicolás de los Arroyos, trasteando en una siderometarlugica y estudiando, para terceros, las posibilidades que ofrecía un Polígono Industrial que se estaba construyendo (No salió nada en claro porque aquello, como hubiera sido de razón, no estaba administrado por economistas, ni enanos, ni ingenieros, ni callistas, ni bomberos, ni empresarios, ni putañeros, ni mimos, sino por intendentes políticos ajenos del todo a la libre empresa, al bien común y a la economía. Con estos antecedentes no hace falta leer libros ni informes para saber porque les ha ido tan jodidamente mal a los dignos pero desapercibidos argentinos. Cabrones, que son todos unos cabrones que se lo han llevado a manos llenas. Y aquí me detengo, porque si me liara a hablar de las vacas/toros de Bashan que han gobernado el país durante los últimos lustros, me saldrían chancros hasta en la punta de la... El culpar a los administrados por su narcosis, autocomplacencia y desidia lo dejo para otro día. Mi azote tiene colas que llegan hasta lo más escondido. Coño). Con todo, la gente de por allí es amable y llana, educada y poco estridente, a mil leguas de distancia de los inflados capitolinos. Digo yo que será por la ubicación del lugar en el que viven: Abierto y bien oreado, sin saltos térmicos estridentes, con menos lluvias en invierno que en verano, de naturaleza variable y con un río, que es vida, anchuroso y navegable. Llama la atención la afluencia de veleros que pueden verse por él, las magnificas y diversas islas que alberga y, los casi siempre pretenciosos, clubes náuticos fluviales. Buena tierra con "buen señor". Aflicción, sin embargo, hoy en día...

Ah-ia en la Patria, como él dice, el padre de Sergio, Berto, trabajaba en una fabrica de ventiladores. Acá trabaja como electricista de mantenimiento en un hotel de postín. Berto es un sentimental, tiene cierta vena poética y cuenta las cosas muy bien. Me encanta cuando cuenta como introdujeron, de extranjis, al loro "Gaucho" en España. Gaucho es un loro cabrón y desquiciado que sorbe mate por el cuerpo de un bolígrafo BIC (las pajas las destroza), insulta y escupe cascaras de semillas a quién no le cae bien. Para caer bien al puto loro solo hay que gritar, alto y claro: ¡GOOOL!.

Aunque no lo parezca, esta posada, que es llamada de atención para la listera S.G, tiene mucho que ver con las matemáticas... Digamos que, a mi modo, es introducción obligada para la posterior. Ya veréis por qué.

Joder, chic@s, es que hay que probar cosas nuevas.

Ah, y si alguno de ustedes tiene algo colgado en la red, bien haría en comunicarlo para darnos la posibilidad de que todos lo disfrutaramos.

CIRDAN al aparato
GRACIAS
Publicado por Don Gaiferos en 8:52 p. m. |  
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domingo, noviembre 16, 2003

Hongos Superiores

Hilas

... joven de gran belleza a quien Heracles estimaba mucho. Fue arrebatado por unas ninfas cuando iba a la conquista del Vellocino de oro; estas le condujerón al fondo del rí­o Ascanio, de donde ya no salió. Abrumado Heracles por su perdida, no quiso seguir más a los Argonautas.

Con la punta de la paleta, el último trazo.
Un mechon, rebelde,
oculta el pezón es sagitario
de la ninfa Dorotea.
Don Hilas está sentado,
reposando la cabeza en acuaticas redondeces.
Azul lleva la túnica,
negra la clamide;
flota la esclavina blanca prendida al hombro.
En la mano, sombrero de viaje
goteando agua marina.

- Merití­sima pintura, maestro Parrasio.
- Digna en verdad, señor Heracles.
- Bebamos este falermo o de este corinto claro,
tambien hay tinto de Chipre
aunque tira a picado.
- ¡Bebamos!
"Por don Hilas que fue trago de río"

Efebo de felices dí­as
allá en la graciosa Argo, homérica nao capitana,
borracha de vientos,
cama y asiento de audaces esquiladores...

- Siempre osado, don Parra...
- Así­ era su raza, monseñor.
Valentón en los juegos atleticos,
de azar o de envite,
para el vino si hay convite o
en el zampar sin pagar.

Nueve golpes en el cogote.
¡Hombre al agua!
Chapuzón.
Que entre gente aventurera
sobra marino gorron.

L. Seral Amaz en "Los doce esfuerzos y seis cagadas de Monseñor Heracles"


De Hongos y Tiempo Libre:

Maldita sea, sigo siendo un campeón. Lo mí­o ha pasado a ser una ciencia complicada y bastante arriesgada: Joder, llevo cuatro dí­as en casa y ya tengo a la tribu soliviantada. Pero será mejor que os lo dilucide tranco a tranco, piano, piano. Voy a ello: En lugar de sentarme ante la mesa de dibujo y restregar las neuronas contra los enrevesados planos de una planta azucarera a la que voy a reformar y ampliar, me he tomado unos dí­as de descanso. Unos dí­as para hacer esas jilipolladas que se hacen cuando no se quiere hacer nada: comprar calcetines y crema de afeitar; hacer huevos fritos con puntilla; ir al cine... a dormir; dar la tabarra al mecánico del concesionario de nuestro coche; ducharse sin el apremio de la hora; dar patadas a los perros cagones que pululan por el parque; comer sentado; batallar contra los hideputas de los bancos; pasear por los mercados como un inspector de abastos; esperar -solo en mi caso- a que el tren caro de mierda ese -AVE- encuentre un camino corto al centro de la tierra; leer las cuatro primeras lí­neas de los libros casposos que nos han ido enviado; dar conversación a las vecinas ancianas; descarajar las plantas de casa socapa de una poda necesaria; jugar al mus; pagar las facturas del material de papelería, con cuyos beneficios, los obtenga quien los obtenga, podrí­a ir P.D. veinte veces a la luna sin tener, además, que mantener un dialogo de besugos (para mi que lo son los dos) con el presidente Aznar; ir al peluquero, saludarle y recordar, no sin cierto estremecimiento y rencor, aquellos felices tiempos en los que uno tenía pelo; pagar los copazos que algún cabroncete se han tomado en mi nombre en el bar de la esquina; intentar arreglar algún aparato que seguramente ira a la basura para ser sustituido por otro nuevo; renegar contra el trafico (Hoy mismo he quedado emparedado entre malhumorados conductores mientras no se quien inauguraba quince putos metros de carretera. Ocurre que esta gente imita mucho, y mal, a aquellos señores emperadores romanos que erigían edificios públicos -teatros, circos, templos, termas, pórticos, basílicas y demás- para halagar las inclinaciones del personal; solo que estos en vez de engolosinar cabrean. La verdad, yo no veo a Vespesiano inaugurando cada grada del Coliseo que se alzara);y por ultimo -dando un gran salto por no resultar cansino- entrar y salir de aquí y allá mientras el tiempo corre y llega la hora de "la suelta" laboral de los colegas de tapeo.

Y fue a raíz de una de estas "juntas" de vinos conversados, tortilla y barra, donde se originó la especie de lí­o en el que me veo metido. La cosa no encierra gran misterio, puesto que no lo tiene. Cosas, sin más, cosas que tienen que ver con mi frenesí­ por el aprovechamiento de recursos y, justo y de razón es reconocerlo, con mi no menos rancia cazurreria. Resulta que una mañana feriada, vestidos unos cuantos para la ocasión y bien pertrechados con munición de boca, madrugamos, tomamos carretera y subimos al monte. Corolario de los benignos dí­as de atras son numerosos corros de hermosas setas. Lo cual que, chaira en mano, recolectamos bastantes más de las que de una sentada pueden digerirse. Trece o catorce especies encontramos, aunque después del oportuno peritaje solo nos quedáramos con cinco. En un largo prado que cae en pendiente entre un pinar y el rí­o encontramos un gran numero de senderinas, frescas y lozanas, con su característico olor a laurel cerezo (Es una suerte que esta sea una seta que, seguramente debido al escaso tamaño de su sombrero que es lo verdaderamente comestible, pase desapercibida y no se recolecte mucho. Para mi es la mejor seta para revueltos, y, desecada, es un condimento cojonudo para salsas, sopas y potajes). En un terreno similar pero un poco más alto dimos, ya es raro para esta época del año, con unos corros, chicos pero inmaculados, de muserones; jóvenes a juzgar por el arrollamiento de los bordes del sombrero, de precioso color gamuza y olor a molino. Junto a la oronja esta es la seta más de mi gusto. Pinar arriba dimos con bastante ní­scalo-revellón-seta de pino, muy manchados sus sombreros de verde y con las laminas poco compactadas. Raro. (Aunque para el plato no la tengo en demasiado aprecio, es una de mis setas favoritas porque tiene magia. Siendo mis hijos chicos y con la cordura de la fantasí­a aun intacta, gustaban de cortarla para ver como la leche roja que segregaba -por oxidación- se convertía en verde. Más magia: En una rústica cena celebrada en un pueblo de La Rioja, Lucas, un sonrosado guiri de Carnegie Mellon que paso una temporada conmigo, inflose a comer setas sartenadas de estas; lo cual que a la mañana siguiente casi se muere del susto al comprobar aterrado que meaba rosado. Natural, cabrones como somos, no le advertimos al pobre Lucas de que la carne de estas setas contiene un pigmento rojo que se elimina con la orina. Juró entonces no volver a catar, mientras estuviera en España, peculiaridad gastronómica alguna. Craso error como reconoció mas tarde; después de que, por fingido patriotismo, le inyectáramos en la comida que se hacía traer una dosis de azul de metileno que le tuvo meando a lo pitufo durante veinticuatro horas. Es que somos como putos críos) Encontramos también por la zona, aunque en menor cantidad y con trazas de haber sido de mala manera esquilmadas, capuchinas y setas de los caballeros. Bajando ya hacia el rí­o, topamos en un pastizal con una hilera compacta de cabezas de fraile, blancas, jóvenes, bien formadas.

Al otro lado del rí­o, que es frontera entre paisajes y especies vegetales, vimos algunas setas de chopo que se aferraban desesperadas al verdor naciente de algunos tocones abrasados. Ya es más de mediodí­a, pinta para llover y nos apresuramos. Monte arriba cesan las bromas y las miradas se vuelven taciturnas y reconcentradas. En un robledal pudrianse unas pocas carboneras pasadas de fecha. Al borde de un claro recogimos buen numero de pies amatista que casi se amontonaban unos sobre otros, y, un poco más abajo, en una hondonada, una veintena de robustas molineras. Empieza a llover y dejamos atrás algunas especies de boletus, aunque no podemos dejar de detenernos para recolectar un buen numero de lenguas de vaca de un perfecto blanco asalmonado. Luego todo fue correr para merendar y resguardarnos de la lluvia. Por este orden.

Y aquellas lluvias trajeron estos lodos. Que aquí estoy, en la cocina, tratando de preservar aquellos ejemplares que, salteados o revueltos o asados, no nos zampamos. Las (setas) que deseco por las bravas no me han traí­do mayormente problemas, aunque cuelguen por toda la casa como gallardetes sanjuaneros. Tampoco las que -cual bacalaos- salo, o las que preparo para conservar en vinagre. Otra cosa ocurre con las que debo pasar por una sartén que contenga -según la tradición y receta de un cuaderno con tapas de corteza de abedul que era de mi bisabuela- aceite de oliva, tocino y un ingrediente secreto -acre de por si- que por eso, por secreto, mencionar no debo. Estas si, estas son las de la discordia, las que han echado al personal a la calle. Se nota que, poco o nada, les interesan los profundos y esquivos métodos para la conservación de hongos y plantas. No entiendo que un efí­mero olor picante y acre pueda avinagrar rostros y levantar tiplicantes voces. En realidad la casa no huele peor que los urinarios de la churrerí­a de una estación de autobuses. Tiquismiquis, que son unos tiquismiquis...

El mundo de los hongos se me antoja apasionante. Hongos son, por ejemplo, los de la penicilina, o los que dan lugar a la fermentación de la cerveza y de algunos vinos blancos; hongos son los que aromatizan la carne de ciertos embutidos, o los que fermentan algunos quesos...

Hongos son las setas. Hongos superiores. Hasta el más modesto diccionario os dirá que seta es:"Cualquier especie de hongo cuyo aparato esporí­fero tiene forma de sombrero, sostenido por un pedí­culo". Años ha, las setas salí­an mucho en los libros infantiles ilustrados: rojas con puntos blancos, ornadas con puerta y ventanas, rematadas por una chimenea retorcida y humeante. A su alrededor eran inevitables un montón de duendecillos verdes o de enanitos pilosos con cinturones anchos y casacas rojas. Hace mucho tiempo que no veo cuentos de estos. Ahora que recuerdo: En la Alicia de Carroll (Nabokov de los juegos de ingenio, acertijos y cifras), seta es sobre la que aparece sentada la oruga (Cp. V), fumando su narguile. Tengo para mi que con las setas ocurre algo extraño. Cuando leo y juzgo no puedo dejar de llegar a la conclusión de que sobre esta especie vegetal recae cierto ancestral tabú. Es como si una mano adulteradora y negra - o muchas manos -poderosas, mitradas, ortodoxas, interesadas, doctrinales, reguladoras- hubieran querido colocarlas en una zona oscura del pensamiento humano. Observar vosotros mismos, sino, como en literatura, parecen ir siempre ligadas a conjuros, ritos profanos, sociedades secretas, brujas y tránsitos obscenos. A lo mejor es por eso por lo que el mundo, grosso modo, puede dividirse entre zonas territoriales micofobas (miedo irracional a los hongos) y micofagas (adaptación al consumo regular y estudiado de hongos). Vete tu a saber.

Especificar detenidamente aquí lo que en puridad es una seta/hongo creo que esta fuera de lugar. Más que nada por los tecnicismos y el espacio que ocuparí­a. Además de que gente con más galones que yo, lo explica de maravilla en los enlaces que he colocado . Entender sin embargo que, las setas, son plantas que carecen de clorofila (Esa sangre vegetal merced a la cual las plantas, en presencia de la luz, descomponen el anhí­drido carbónico del aire, liberan el oxí­geno y fijan el carbono. Así­, con el carbono y el agua, las plantas -verdes habría que añadir- pueden fabricar sus alimentos en forma de substancias orgánicas:tal que almidón, azucares y grasas. De igual modo, con el nitrógeno del suelo elaboran albuminoides), lo que les obliga a vivir como saprófitas o parásitas. Pertenecen a la clase de los basidiomicetos, son de tamaño muy variable y brotan salvajes en los bosques, campos y praderas... Me he lucido.

Y aquí­ zanjo la historia. Anochece. Comienza a llover y el personal alza la cabeza al cielo como si temiera que le cayera encima un cometa. Maní­as casuales.


En fin, por hoy se acabó el invento. Salud
Publicado por Don Gaiferos en 7:42 p. m. |  
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viernes, noviembre 07, 2003

CRONICAS DEL AIRE VIII - 2

Euritos:
.... Rey de Escalia, que ofreció a su hija Iola a quién le venciera disparando con el arco, lo que logró Heracles.

Curó el rey de Escalia
de purgaciones recurrentes,
y por voto a San Odón, taumaturgo veraz,
puso a doña Iola en suerte
en el campo de la lid.

De los confines del mundo,
allí donde los vientos nacen,
vienen con apetencia, jacarandosos,
gentes de ojo fino y buen tirar.

Están a la competencia de premio tan señalado:
"Ojo Largo" por Troya y "Ganador" por Tirinto,
por Creta "Flecha Rápida", "Cuerdatensa" por Atica;
"Buen Tino" de Tesalia y "Brazo Fuerte" de Micenas;
de Chios "Tiro Largo". "Mil Pasos" de Lemmos;
la "Dama sin Pechos" de Lesbos,
de Ithaca un centauro.

Ojo alerta.
Musculos tensos.
Cuerdas vibrantes.
Rasgan el viento saetas intencionadas,
codiciosas por penetrar el blanco virginal.

A Don Heracles trae noticias el pedagogo Fidón:
- No muda la dama de dueño y señor,
que de juego tan singular,
ha quedado campeón
el propio padre y mentor.

El señor Heracles, dicta letras a Timarco el escribano:
- Estimado Señor Euritos..., dos puntos -
Aquí siguen cortesí­as y las frases de rigor.
- Como quiero librar a vos del voto a San Odón,
en esta competencia a flecha pongo de condición:
Que la dama este entera,
sea de gala, exuberante,
vigorosa y poco parlera.

En la sala de armas-cocina:
Cuerdas de crin cocidas en betún;
puntas de plata, astiles de marfil.
Arcos según largada.
De tejo, si en pies eginéticos;
para los olí­mpicos abeto;
nogal para los áticos.

Monseñor afina el pulso antes de partir
con unas sopas de ajo,
y un carajillo de aní­s.

L. Seral Amaz en "Los doce esfuerzos y seis cagadas de Monseñor Heracles"


Enterado de que no viajó con ellas porque estaba pendiente de la extracción de un clavo quirúrgico de la cadera, he ido a Portela, a recoger a la mujer de servicio de las hermanas Cribbens (Agnes y Eudora). Lloví­a con gusto, el trafico era diabólico y llegué tarde. La dama que sin impaciencia alguna me esperaba se pintaba sola: Aupada sobre dos recias pateras de gruesos cordones rojos, todo lo minimiza y envuelve con su humanidad desbordante; es grande cual tarasca, por no decir inmensa; la tez la tiene de un negro arcilloso y lleva dos anillos en cada dedo de las manos. Sus dos metros sobrados rematan en un complicado moño que sujeta con una peineta como giralda. En un momento lo deshace con dedos refulgentes y hábiles, echa mano a un bolso ridí­culamente pequeño y se lo cubre con un turbante. Pienso que su colorido vestido bien puede albergar a una legión romana. Cuando se pone en movimiento arrastrando una maleta acorde con su tamaño observo que huele a coco y a polvos de talco. Dos guardias de seguridad que fuman clandestinos la miran con respeto. Sigue lloviendo sin medida y avanzamos como caracoles. Hay gusa y paramos a comer en un modesto figón de Ourique. La grand mère himba come como si le fuese en ello la vida. Mientras da cuenta de su abundosa y proteí­nica tercera ración de cordero, media docena de operarios del Instituto de Estradas de Portugal la miran entre temerosos y admirados. Cuando ella les sostiene la mirada se acojonan y empiezan a hablar demasiado alto y acelerado. Mis modestos chipirones se descojonan de risa en el plato. Yo también. Ella es viuda de un músico ateroesclerotico, dipsómano y ludopata que se tiró al tren por no pagar al sastre. Después de eso trabajó en una empresa de limpieza hasta que Agnes la rescató para que cuidara de Eudora. Esta contenta con ellas porque a donde quiere que van hace y deshace a su antojo. Conmigo no lo está tanto porque, ahora, sabe que no me impresiona. Pero es que a estas alturas yo me dejo impresionar por pocas cosas.

En realidad yo he conocido a mas mujeres que a hombres valientes. Un día, si ella me lo permite, os hablare de X, la mujer de mi amigo Gerino, una dama admirable que conocí cuando estuve trabajando en las minas de Cerro Pasco, Perú. Pero ahora estamos en otra cosa, así­ que no perdamos la brújula. Ahora estamos en manos de las hermanas Cribbens, Agnes y Eudora, como ya he dicho. Eudora oculta sus hermosos ojos verdes tras unas inmensas gafas de cristales ambarinos y montura azulada. El pelo lo tiene rojizo y suave, brillante y ondeado. Debido a la postura forzada de su cabeza, esta parece desproporcionada y grande, aunque comparada con la de su hermana no lo sea. Con la barbilla permanentemente pegada a la primera costilla izquierda a veces, bastantes veces, un hilo de baba se le escapa por la comisura de la boca. Antes la hacia sonrojar de vergüenza, pero ahora que nos conoce ya no le importa. Cualquiera de los presentes se la restaña y basta. Todos queremos a Eudora. Los pechos de Eudora (Sí­, se los he visto cuando en los nocturnos alifafes que le dan he ayudado a su hermana a meterla y sacarla de la bañera) son grandes y nacarados -como dice Seral Amaz, de quien arriba os he puesto una frivolidad, que eran los de Hipolita; aunque los de esta, reina de las amazonas, de tanto andar entre pucheros preparando caldos, mutaron al color de la madera vieja con el pezón ahumado; a más de que cuando cabalgaba la leche afluía a ellos y veteaba en seda su vientre nacarado... -con sutiles ramificaciones venosas que hacen juego con sus gafas.

A veces ocurre, sufre una sucesión de espasmos y Eudora queda convertida en una especie de pelele sialorreico y afásico; aunque la mayor parte del tiempo su voz, aunque tire algo a gangosa, es nítida y clara. Duele ser testigo de la extremada dicotomía entre su mente brillante y su cuerpo estragado. Historiadora de la música tiene varios libros escritos (Unicamente he podido espigar entre las páginas de uno que trata sobre un tal John Dunstable, un compositor, matemático y astrónomo que compuso cantidad de misas, motetes y piezas religiosas), multitud de artículos (En uno en el que desmenuza los fundamentos de la música algorítmica, he leí­do que el primer algoritmo empleado en composición musical cientos de años antes de nuestra era, consistía en lanzar un dado -de seis caras- para elegir las notas de una melodía pentatónica: cinco caras para las notas, una cara para el silencio) Tiene también Eudora un voluminoso albun con recortes de prensa en los que se la cita, así como otro en el que aparece fotografiada junto a insignes directores de orquesta, músicos millonarios, gente del espectáculo y una princesa esmorrada en el París de la Francia.

En esto de la música servidor de ustedes es un negado; un puto zote, por decir con propiedad. Si para Eudora es un concupiscente milagro, una maravillosa forma de vida, para este peje que malamente distingue entre notas solo es, como en el colegio le enseñaron, ruido ordenado, proporción y numero. Hombre, al menos se, o recuerdo, que las gamas musicales son un conjunto de sonidos que se deducen del primero por estar fijados los intervalos (diferencia de tono entre los sonidos de dos notas musicales) entre ellos. Todo cristo conoce de memoria la gama natural, esa que tiene como primera nota (tónica) el do, guardando las demás y respecto a ella los intervalos que indico:

do - re = re/do .................... 9/8 segunda
do - mi = mi/do.................... 5/4 tercera
do - fa = fa/do .................... 4/3 cuarta
do - sol = sol/do .................. 3/2 quinta
do - la = la/do ..................... 5/3 sexta
do - si = si/do ..................... 15/8 séptima
do - do = do/do ................... 2 octava


Esta tabla indica que cuando entre dos notas existe el intervalo de octava, la más aguda tiene doble frecuencia que la otra y es, por ello, el primer armónico de ésta. Lo cual que el conjunto de de las notas musicales continúa con gamas análogas, cada una de cuyas notas tiene doble frecuencia que la del mismo nombre de la gama anterior. Para diferenciar las notas de las distintas gamas se emplean subí­ndices; así do4 indicara el do de la cuarta gama.

Es así­ posible calcular el intervalo entre dos notas consecutivas cualesquiera conociendo los intervalos que las diferentes notas guardan con la fundamental. Tal que:

sol - la = la/sol = (la/do) X (do/sol) = (5/3) X (2/3) = 10/9

El cálculo global para toda la gama quedaría así:

do.9/8 re.10/9 mi.16/15 fa.9/8 sol.10/9 la.9/8 si.16/15 do.

Donde resultan, como se ve, tres valores diferentes: i1 = 9/8, que se llama tono mayor; i2 = 10/9, llamado tono menor; i3 = 16/15 que se llama semitono mayor (esto porque el intervalo entre dos notas A, C, separadas de una tercera B por un semitono mayor, equivale aproximadamente a un tono mayor [16/15 X 16/15 aproximadamente igual a 9/8]). La relación entre el tono mayor y el tono menor 9/8 : 10/9 = 81/80 es la medida de la diferencia acústica entre ambos intervalos y recibe el nombre de comma.

Cuando se toca un instrumento aislado importa un carajo la frecuencia que se tome como punto de partida; es suficiente con que este afinado, es decir, que existan los intervalos adecuados entre sus notas. De otro modo, cuando actúan varios instrumentos, es preciso, además, que todos den frecuencias iguales para una nota determinada. Por aunar criterios se ha convenido en afinarlos todos con respecto al llamado la normal = 3.480 Hz. ¿Qué pasa entonces cuando en una orquesta tocan la misma nota, por ejemplo, una trompeta y un violín? Nos ha jodido, pues que suenan de manera muy diferente. Supongamos que lo que tocan en el momento de nuestra pesquisa es la nota Sol; pues bien, ambas notas tienen el mismo tono, especial sensación fisiológica, vamos, de oreja, de la altura de la nota que está fuertemente correlacionada con su frecuencia (cuanto más elevada sea la frecuencia, más alta es la nota; o dicho de otro modo:las pequeñas frecuencias dan lugar a sonidos graves, mientras que las frecuencias elevadas dan lugar a los agudos) No obstante, las notas diferirán en lo que se denomina cualidad del tono o timbre. La causa de la diferencia del timbre es que, aunque tanto la trompeta como el violí­n están produciendo vibraciones con la misma frecuencia fundamental -440Hz para la nota Sol-, cada instrumento produce también armónicos cuyas intensidades relativas dependen del instrumento -vibrador, por mejor decir- y de la forma en que se toque, o modo de excitar al vibrador. Si realizáramos una gráfica con las variaciones de presión en función del tiempo para la trompeta y el violí­n, observaríamos que... bueno, de esto ya hablare cuando ponga la mano sobre Fourier, un señor muy listo de la Francia que desarrolló el método matemático para analizar funciones periódicas. Ahora me dejo de gaitas porque de continuar me va a dar un puto vahí­do.

Recibo una llamada por cosas del oficio y tengo que desviarme hasta el Dom Pedro Golf, un hotel que se encuentra en Vilamoura, a una meada balconera de la larga playa y del novísimo Casino. A más de la lluvia ahora sopla, tierra adentro, un viento racheado bastante cabrón. La desbordante donna que a mi lado chupa una barrita de caramelo habla y no calla. Mesurado y repetitivo suena el Bolero de Ravel. Me cuenta Tas, porque así es como me ha pedido que de en adelante la llame, de su sangre mosi real..., que no en vano es descendiente del Moro Naba, emperador del Alto Volta que fue. La ¿carretera? por la que circulamos esta cortada a pico sobre la pared de un breve cantil y cuando el mar, que rompe con fuerza, muestra sus crestas de espuma por encima de nuestras cabezas, Tas murmulla algo ininteligible y chupa el caramelo con lo que me parece desesperada complacencia. Mar adentro, el balandro de un tontoelculo y desapercibido novato da innecesarias bordadas. Para salir a la mar debería de ser imperativo que el patrón, por decreto o severa pena de públicos azotes, fuera perito en vientos y viradas, como lo era maese Ulises, que estudio con Don Eolo en una academia de Itaca. Yo, lo juro, aprendí a navegar con un cojo de Bares que estuvo enrolado con Simbad en el matuteo de tabaco. Dice Tas, cuando el paisaje pinta más benévolo, que no habla en nombre de nada ni de nadie, pero que el señorito Thomas es un hijo de puta ruin y descastado. El tal Thomas, me entero tres caramelos y setenta y dos suspiros después, es el hermano menor de Agnes y Eudora: un tipo egotista emparentado con la estulticia que dejó a sus hermanas para casarse con una norteamericana que tiraba a puta aficionada y ejercer por vía de consorte como patólogo en un Hospital Naval del Imperio. La indignación de Tas me produce risa.

Como me sobraba tiempo corrí­, contra la lluvia terca y abundosa, hasta el anémico paseo que bordea al puerto deportivo de Vilamoura. El mar desatado mantenía a los figurines de pantalón corto, sandalias y calcetines caídos, pegados a la barra de los chigres más baratos (me han contado que el cosmos foráneo semiresidente es la hostia de tacaño). En las múltiples tiendas que últimamente se han ido abriendo el publico era escaso. Tas compró salsas inglesas, nata, uvas, piñas y, a un negro que callejeaba con un saco de marinero al hombre, un par de tallas africanas. Servidor, por no llegar con las manos vacías, compró para las damas inglesas una película de la que me habí­an hablado. En una librerí­a que atendí­a una muchacha envejecida que mal llevaba una minifalda negra de cuero, merqué, por ultimo, unas minas para lapicero, rojas, que me salieron, átomo a átomo, mucho más caras que el platino; prensa italiana, por mantener actualizado el idioma; un librito sobre Ibn Yulyul, médico y helenista cordobés del siglo X; un par de postales del lugar y un tintero: estoy tan jodidamente anticuado que si no escribo con estilográfica tengo la impresión de no dar una a derechas. Manías de un descerebrado.

Luego todo fue un salir a velocidad luz hacia el Dom Pedro, donde dos severos señores indumentados con trajes negros - de tergaleja Huam-Di-De-Pu- y calzones floreados me entregan, ya es hora, un cheque y agradecen los servicios prestados. Con un poco de magia y muchos argumentos fundados - o puede que gracias a la presencia de Tes, de la inabarcable Tes que les mantiene alerta y acojonados en tanto se zampa cuatro copas de helado dispuestas sobre un plato- consigo que Jatav y su brigada continúen hasta que la obra termine: valen y se lo merecen, que cojones. Pienso que mi vida es un puto carrusel de despedidas, pero también tengo familia y amigos a los que quiero y me debo. En fin, se acabo el trabajo arriesgado y rudo, blasfemador y de dinamita, de vino, comidas mancomunadas, calor y frío, insomnios, heridas y amigos. Es la hora de los finos, de los polí­ticos, de los que inauguran. Siempre ha sido así.

Recapitulando: Las hermanas Cribbens son dos: Agnes y Eudora. Agnes tiene una farmacia y Eudora dos ..., dos sillas de ruedas, quiero decir: una pesada y eléctrica y otra ligera que se pliega. Agnes puede explicar para que sirve el trisilicato magnésico hidratado. Eudora, si esta sintonizada en habla, igual cuenta que el sonido de un piano abarca siete octavas. Agnes tiene un novio en la BBC, Eudora no; Eudora tiene un gato salvaje de nombre Herodes que duerme en su regazo. Agnes usa bragas con puntillas y Eudora pañales. Entre Agnes y Eudora suman 106 años. Agnes es dos años mayor que Eudora. Agnes huele bien y Eudora tambien. Agnes es un poco seca, Eudora babea. Agnes y Eudora son amigas mías, pertenecen a una sociedad bí­blica y regalan el "libro" do quiera que vayan. Para los ingleses una sociedad bíblica debe de ser algo así­ como una peña quinielistica.

Aquí se acaban las CRONICAS DEL AIRE y aquí os dejo. Faltan ciertas acotaciones que hacer, pero tales os las iré poniendo poco a poco. Espero no haber resultado excesivamente pesado. Gracias, listeros, por vuestra atención.

CIRDAN sin más.


ADDENDA:
1.- He tenido innumerable problemas a la hora de poner la posada anterior. ¡Que si eñes, que si dieresis, que si acentos...!
2.- Algunos hiperenlades - no mas de tres o cuatro- he comprobado que, por su naturaleza seguramente efimera, son inoperativos. Mañana lo arreglare poniendo sus equivalentes.
3.- Era mi intencion (nada de acentos, que no quiero volver a lo mismo) consignar un elenco minucioso de las putañeras malas mañas que adornan a este editor que uso; pero lo dejare y, en su lugar, voy a permitirme aconsejaros una visita a este blog

Gracias de nuevo.
Publicado por Don Gaiferos en 6:00 p. m. |  
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