martes, febrero 19, 2008

UNO DE GETAFE EN PARIS (I).

Veamos que atropellos contra el sentido común y la alianzacivilina y el derecho de gentes cometo de aquí en adelante si es que quiero, que quiero y con toda justicia lo merezco, hacer realidad ese sueño vitalicio que es contemplar mi propio “zane”... Si, hombre, hagan memoria, rebobinen ustedes en este pósito de intrascendentes necedades hasta dar con las magnificas ocurrencias que he contado sobre los señores griegos... En fin, por evitarles enojos lo contare otra vez de corrido. Era “zane” el monumento estatuario erigido al hideputa de don Zeus (ese impenitente rijoso trapisondista dado en gastar las más de sus olímpicas horas en probar metamorfosis animales que le permitirán escurrirse entre las piernas de aquellas damas del elenco mitológico a su gobierno que, un tanto cochinorras ellas, apuntaban sexualmente hacia el bestialismo : Europa, Leda, Semele, Danae... Uff que fatiga) en una campa, cabe el estadio olímpico donde los de la Helade medianse en fuerza y habilidades. Su coste era soportado por aquel participante en los juegos que fuera pillado trampeando. Cada pieza llevaba en el pedestal una descripción de la falta deportiva del maulero y un comentario laudatorio sobre el vencedor real. El primer tipo pillado con el culo al aire fue un tal Eufolio de Tesalia. De haberse universalizado la costumbre y seguir en boga, no habría hoy en la trilera España suficiente espacio para levantar monumentos semejantes. Y sin embargo yo deseo el mío... ¡Ah, mis razones!

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En lugar de rodar setenta kilómetros para asistir a una rueda de charletas relámpago relacionadas con la “fermentación alcohólica del jugo de uva a la luz de los nuevos avances en microbiología” [Ya saben: Composición y propiedades de los sustratos de fermentación.- Aplicación industrial de las fermentaciones ( Preparación del mosto; utilización de levaduras seleccionadas; desarrollo de la fermentación; tecnología de la fermentación; caracterización de las cepas de levadura utilizadas).- La fermentación maloláctica (Origen; sistemas fermentativos; sustratos de dicha fermentación; evolución de las tecnologías: Conservación de poblaciones bacterianas, utilización de la biomasa, levaduras degradantes del ácido málico, uso de células o de enzimas inmovilizadas, vía genética).- La segunda fermentación alcohólica... Bla, bla, bla]... Decía, o quería decir antes de cagarla saltando al púlpito de lo profesional y aburrido que, sin apearme de las zapatillas y manos a la obra, me he dedicado a poner orden y concierto en un montón de papeles que, manga por hombro, sesteaban creando porquería y malignidad en unas cajas arrumbadas en lo mas oscuro del desván.

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Aclaro que a la cosa esta de nombre tan rebuscado envié, debidamente acreditado, al mayor de mis hijos: del oficio e innegablemente mejor preparado que yo para lidiar con los esdrujulones avanzados que es moda soltar entre los chafalmejas que presiden estos presuntuosos encuentros: «Es fundamental tener en cuenta también los valores individuales de los marcadores bioquímicos antes de su integración en el calculo combinado» «¿Qué dice el gilipollas este?» «Que hay que hacer con las levaduras lo que se ha hecho siempre» «¡Hostia, tu!»... En fin, si me da por ahí ya les contare de que ha ido la cosa.

-- ¡Miente! A usted le importa tres cojones lo que se diga en la pachanga esa a la que envió delegado.

-- Un respeto, oiga; este cura no es menos veraz que su señor padre, concejal y abogado. O que su abuelo: carabinero bujarra y coplero.

-- ¡Cagüendios, aquí se habla de nuestro presente, Gaiferos!

-- Pues suelte usted su carajada babilónica, Celedonio. ¡Venga, hombre!

-- "Quía" decir que usted mando al chico por amarrar la caja de vino que regalan, la mochila esa del prospecto, el juego de copas de cata, el paraguas de colorines y el sacacorchos a pedales, la litografía del "coño de la Bernarda" y toda esa mierda con la que los vinateros más avispados les enculan de rondón...

-- Pues va usted a tener razón, don Celedonio.

-- Aja... Me lo temía.

-- Venga, tómese otra gaseosa y cambiemos de palo.

OOOOoooo

Y sin embargo... escrutando con minucia genuflexa aquellas cajas desheredadas del desván, fui a dar, con las pupilas de oro de Herr Monty -mi compañero- alumbrándome, con una serie de artefactos literarios que creo debo rescatar del olvido. Y eso me resta protagonismo y no es fácil para mi ego. Aunque al fin, en esto como en tantas otras cosas, viene a pasarme como a Gracián, Balastar, quién en todo un capítulo de la tercera parte del "Criticón" se da a enjuiciar y censurar refranes, sin caer en la cuenta de que la critica de ellos es signo del gusto inconsciente que sentía por los mismos, como lo prueba el numero de los que cita y la variedad de ellos. Pero es que el huraño jesuita jamas dejó de ser un lógico rural contundente.

CONTINUARA.

Don Gaiferos (el "don" es imprescindible)