viernes, febrero 23, 2007

Un genio practico con "mal café".

Cierto. El titulo de esta posada ha quedado melifluo y descafeinado; entre monjil y párvulo. Falto de contundencia expresiva, como si uno rehuyera las expresiones malsonantes, lo cual no es cierto ni opinable. Anótese en mi descargo que si no he utilizado términos injuriosos que aludan metafóricamente a la leche débese al hecho de que el "Peje" del que hoy vengo a hablar fue inventor de una cafetera portátil cuyos principios básicos fueron posteriormente imitados. Bueno, ya esta hecho, lo he soltado de un tirón y tal me reconforta y basta.

Pero en fin, antes de cortar por donde mas duele, reafirmar que en lo sucesivo, ni bajo la pena de tener que leer y, acaso interpretar, uno de esos libros sobre artes mágicas[1] que aguardan a los incautos en todo quiosco que se precie, jamas escogeré un "mal café" en detrimento de una "mala leche". La elección, mas que personal y meditada, parece genéticamente fijada en la grey hispana. ¿Somos pues los españoles un pueblo lacteofobo? Tal lo parece, puesto que no hay nada más negativamente cotidiano que la palabra leche como condimento principalisimo de la coloquial cocina hispana: «¿Qué leche hace ese gilipollas ahí subido?» «¡No me vengas con leches, joder!» «No la menciones las uñas de los pies, tiene una mala leche que te cagas» «¡Te pego una leche que te estorba el cielo pa'dar vueltas!» «Y al salir de la curva se dio una hostia de la leche» «¿Otra vez borracho? ¡Me cagüen la leche que mamaste!»...

La leche que mamaste”. Ahí quería llegar este escribiente.

Interrogados los baretas con los que desde hace años converso vinos, y siendo cada uno de ellos, hasta llegar a catorce todos, de formación académica y "complexión" cultural varia, sobre su parecer respecto al significado de la expresión “mala leche”, he obtenido tres respuestas mayoritarias. Dicen los menos que la expresión es imagen especular de aquella leche que, no teniendo en común con la auténtica mas que su color, debía de hervirse hasta que el proceso eliminara de ella toda sodomía capaz de llevar al mas pintado a la tumba. Otros me contaron que si era hija y reflejo de la impureza de esa secreción licuosa que, en determinadas circunstancias, el miembro generatriz masculino vierte. Los mas, sin que la mayoría pueda considerarse significativa, opinaron que venia el adobo, el "mal adobo", de la calidad impura y malsania de esa substancia que las paridas segregan de sus mamas mediante el concurso de los pezones, dulces "chupetes" horadados por conductos lácteos (tengo oído, no se donde, que su numero oscila entre 15 y 20).

Argüían estos últimos que siendo el termino aplicable tanto a hombres como a mujeres, era lógico entender que, físicamente, procediera el dicho -acertado o errado- de un hecho igualitario como es el mamar: que de teta tanto tiran con deleite varones como hembras.

A todo esto, y con intención de poner un mínimo de orden en la polémica, écheme al monte de mis libros hasta dar, tras largo escrutinio, con algo que me satisfizo... Es demostrable, leí[2], que en la Edad Media era tenido como dogma de fe que cuando en el periodo de lactancia la madre del mamoncete quedaba de nuevo embarazada, lo cual no era inusual, el producto "madre" que éste se metía entre pecho y espalda era impuro y "malo"; y esto, no solo en lo relacionado respecto a la fisiología y salud del lactante, sino en cuanto a la índole de su carácter futuro. Del chiquillo o chiquilla que habían mamado leche tan perversa nada bueno podía esperarse, por tal, era común, ante lo disparatado o aberrante de sus torcidas acciones -si es que las hubiere-, atribuirlas, como algo fatalmente ineludible, a sus días de teta y tildar al prójimo interesado como sujeto de «mala leche».

“Me cagüen la leche”, menudo charco en el que me he metido. Mea Culpa. ¿Cuando llegara el día en el que puesto ante un teclado sepa refrenarme a tiempo? Lo siento, pensaba urdir un colorido tapiz sobre el conde de Rumford[3] cuando, viendo en el titulo mismo un hilván fuera de madre, y tirando y tirando y venga a tirar del mismo fui a caer en el presente abismo. Porca miseria...


NOTAS:

1.- La cabeza o totalidad de las veladas ciencias es la Magia -dice Enrique de Villena-, de la cual salieron cuatro principales que son: matemática, prestigio, maleficio, encantación. De matemáticas salieron nueve, que son hidromancía, piromancía, feomancía, espatulomancía, fulgurancía, ciromancía, tremularia, sonosítica y auspicina. De prestigio salieron seis, que son: absconsoria, pulsoria, congragatoria, transformaria, pasionaria, ludibia. De maleficio salieron diez, que son: mediaria, sopreciaria, invocatoria, nigromancia, estricatoria, fibrica, extaria, sortilegio,amatoria, vastatoria. De la encantación salieron tres, que son: empérica, imprecatoria, ligatoria. De nigromancia salieron cuatro, que son: atromancía, conomancía, pedoxomancía, arnomancía. De estricatoria salieron dos, que son: cursoria y fascinatoria. De conomancía salio una que es la litomancía. Y así son cumplidas las cuarenta artes vedadas.


2.- Sobre esta creencia hay literatura abundosa. A los interesados les recomiendo «Coloquios matrimoniales», de Pedro Luxán. Zaragoza, 1571.


3.- Arruinado el encanto de la sorpresa y su originalidad reglamentaria, paso a copiar, a la letra, el texto que en origen me dio idea para esta capillada. Es su autor John Ziman, y se puede encontrar en «La fuerza del conocimiento (La dimensión científica de la Sociedad)»

Rumford

Contemporáneo de Cavendish, Sir Benjamin Thompson, conde de Rumford (1753-1814) fue un personaje de carácter muy diferente. No era un misántropo, pero ciertamente poco le importaban sus prójimos. Siendo niño campesino de New England, sin educación formal, accedió a través de la intriga y la traición -matrimonio con viudas ricas, espionaje, chantaje político y otros medios sin escrúpulos- a la riqueza, al poder y al título de conde del Sacro Imperio Romano. En su juventud, conquistó a sus superiores; en su vejez, cosechó el odio de sus contemporáneos por su manera de ser pesada y egoísta.

Sin embargo, este hombre ambicioso, desagradable, egocéntrico, fue uno de los científicos de su tiempo con mayor «responsabilidad social». Hoy se le recuerda especialmente por el experimento con el cual demostró que el calor no puede ser una especie de fluido, pero que sí puede producirse casi indefinidamente por el movimiento de fricción. Este experimento nació de que Rumford, entonces ministro de Guerra del elector de Baviera y ocupado principalmente en equipar y entrenar a su ejército, había observado que se producía calor al barrenar un cañón.

En efecto, precisamente el intelecto frío y calculador de Rumford y su amor a la eficacia y al orden motivaban gran parte de su investigación. Quería vestir a sus hombres con el menor gasto posible y, por ello, empezó a investigar sobre la conducción del calor en diferentes clases de telas. Asombrado por las anomalías y fallos de la teoría, descubrió casualmente el fenómeno de la transferencia del calor por convección y, por tanto, la explicación que hoy todos conocemos, de la capacidad de aislamiento que poseen algunos materiales como las pieles, que atrapan el aire en innumerables bolsillas. Motivos semejantes determinaron su invento de la estufa para cocinar, del radiador de vapor para calefacción central, de las lámparas mejoradas de aceite, de las chimeneas sin humo, etc. Estos inventos sencillos, que consideramos casi obvios y que han sido un auténtico beneficio para la existencia humana, tuvieron su origen en su excelente captación de los últimos principios científicos, así como sus investigaciones más fundamentales en la ciencia del calor las motivaron frecuentemente problemas prácticos. Es difícil discernir la presencia de una mente filosófica en sus investigaciones; sin embargo, el ingenio simple que revelan sus experimentos y el valor práctico de sus inventos, son prueba de una inteligencia extraordinariamente poderosa. Llegó a inventar hasta el «colador» gota a gota para hacer café.

Podría decirse que Rumford fue el precursor de los "tecnócratas" benévolos que gozan poniendo en orden a la humanidad para satisfacer su propio ego...




CORRESPONDENCIAS.

# M.C.A. .- COUNT RUMFORD
# Dartmouth .- Count Rumford, Sanborn Brown, and the Rumford Mosaic
# THE ROYAL SOCIETY.- The Rumford Medal
# Institute and Museum of the History of Science.- Rumford's differential thermoscope
# TOM MICHALIK.- Count Rumford (1753-1814)
# PLANETA SEDNA.- Rumford y el calor
# FISICANET.- Thompson, Benjamin Conde Rumford
# Biblioteca de la Universidad de Sevilla.- Ensayos políticos.../ C. de Rumford
# accua.- Rumford y la tortilla noruega
# la ciencia para todos.- Principio Conservación Energía
# Manuel Calvo Hernando.- LA ROYAL INSTITUTION DE GRAN BRETAÑA
# Revista Attos.- Los Misterios y los Mitos del Calor
# HISTORIAS DE LA CIENCIA.- Rumford y la convección
# Sociedad Andaluza de Educación Matemática Thales.- EL CALOR
# RUMFORD FIREPLACES.- Count Rumford
# GUEMISA.- Temperatura y Cuerpos Termométricos


Don Gaiferos (el "don" es imprescindible)

Publicado por Don Gaiferos en 9:22 a. m. |  
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