domingo, julio 06, 2003

Darwin a secas III



Tras el susto, Darwin se vio obligado a dejar de lado la idea de escribir una monumental obra sobre las especies y abordó lo que él llamó un "resumen" para enviarlo cuanto antes a la imprenta. Trece meses y diez dí­as después quedó por fin redactado "On the Origin of Species by means of Natural Selection, or the Preservation of Favoured Races in the Struggle for Life". Y quizá por ello, por la reducción de la escala de la obra, quiero decir, el libro es tan ameno y fue entendido inmediatamente por el público en general. La primera edición de El origen de las especies, que vio la luz el 24 de noviembre de 1859, agotó ese mismo día sus 1250 ejemplares; la segunda, de 3000, desapareció de las librerías en una semana.

Las implicaciones teológicas de la obra, que atribuí­a a la selección natural facultades hasta entonces propias de la divinidad, fueron la causa de que en seguida empezara a formarse una cerril oposición encabezada por la iglesia anglicana. Capitán de la jaurí­a apostólica fue el obispín de Oxford, Samuel Wilberforce, quién con el tarro comido por los consejos del anatomista Richard Owen, la emprendió a hisopazos contra estas teorías en la reunión de la British Association for the Advancement of Science que tuvo lugar el 30 de junio de 1860; ocasión en la que su brillante elocuencia, dio contra el muro bien forjado de razones que levantó contundente a su alrededor el zoólogo Thomas Henry Huxley, adalid de las tesis de Darwin ante la oposición religiosa y comúnmente conocido como "el bulldog de Darwin".

Hasta el final del reinado de la ninfómana Isabel, el conocimiento en España del evolucionismo fue pura filfa, limitándose a comentarios de salón y a unas cuantas reseñas y difusos comentarios en publicaciones minoritarias, ya que la puta y nacional censura estaba autorizada a prohibir la publicación de obras que molestaran a los mangantones que se hacían eco de la ideología dominante. La primera traducción de El origen de las especies data de 1877, aunque eso no quiera decir que no hubiera profesores que la enseñaran. Se sabe, por ejemplo, que el abuelo del poeta Antonio Machado, ya comentaba las teorí­as evolucionistas a comienzos de la década de 1860 en sus cursos de Historia Natural en la Universidad de Sevilla.

No obstante, mientras que en los paí­ses europeos punteros las discrepancias se plantean y substancian en el terreno académico, aquí, en catetolandia, son los polí­ticos agrafos y los curas de dura mollera quienes alzan la voz como si de expertos naturalistas se tratara. A más de esto, consta que hasta casi alumbrado el siglo XX muchos catedráticos afectos a los poderes fácticos fueron furibundos enemigos de esta teoría. De todos modos la cosa debía de ser para descojonarse, a juzgar por las peloteras que hay documentadas entre la clerigalla y lo más sensato del profesorado. Pero esto ya es otra historia...

Doce años después de que On the Origin... viera la luz, publicó "The Descent of Man and Selection in Relation to Sex", donde sostenía que el hombre también había evolucionado desde formas más simples de vida, teoría de más difí­cil admisión pública que la de la selección natural. Sin embargo, Darwin jamás admitió que el hombre fuera el resultado de la evolución de ningún simio conocido. Se quedó en la hipótesis de que ambos tení­an un antepasado común: "No debemos caer en el error de suponer que el primitivo progenitor de los actuales cuadrúmanos, incluido el hombre, fuera idéntico ni siquiera parecido a cualquier simio existente", escribió. En 1876 volvió a publicar, en un solo volumen, dos obras previamente aparecidas por separado: "Volcanic Islands" y "South America". La tan citada "Formation of Vegetable Mould through the Action of Worms" , apareció en 1881. Publicó varios volúmenes sobre temas botánicos, como "Fertilization of Orchids", 1862; "The Effects of Cross -and Self- Fertilization in the Vegetable Kingdom" ,1876; "Different Forms of Flowers on Plants of the Same Species appeared" ,1877; "Climbing Plants" e "Insectivorous Plants", 1875; "The Power of Movement in Plants", 1880. Entre sus obras zoológicas destacar: "A Monograph on the Cirripedia" , 1851-1853; "Fossil Balanidae end Verruccidae", 1854.

Señor rural por vocación y herencia, Darwin vivió apartado del mundanal ruido hasta que el 19 de abril de 1882 le sobrevino la muerte. Esto fue en su apacible casa de Down, a causa de un problema cardíaco que venía sufriendo desde un año antes. Fue enterrado con honores en la abadía de Westminster, vecino de sir Isaac Newton.

Antes de escaparme unos días procurare poner unos cuantos enlaces que den vidilla al tema que nos traemos entre manos.

Salud...
Ah, y cuidadito con lo que haceis por la calle.
Publicado por Don Gaiferos en 9:02 p. m. |  
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